Desde hace un año funcionan los dispositivos electrónicos de vigilancia de reos con prisión domiciliaria y el balance muestra cifras y casos preocupantes: De los 22.000 reos a los que se les concedió la casa por cárcel, 3.912 tienen brazaletes electrónicos, de los cuales 132 han transgredido el dispositivo. Entre los polémicos casos relacionados con la prisión domiciliaria y la burla al sistema de seguridad de los brazaletes figuran casos como la prisión domiciliaria concedida a Edilberto Castro Rincón, ex gobernador de Meta (se le condenó por triple homicidio); la prisión domiciliaria concedida a Maria Ladino (a finales de los 90 estafó y asesinó a 15 personas para quedarse con sus bienes); un caso del año anterior en el cual se sorprendió a un hombre saqueando un apartamento con el brazalete de vigilancia puesto; la fuga de alias “Kéner” (jefe de sicarios de una temible organización criminal).
Esta medida se implantó para la descongestión de las cárceles pero ante estos casos que involucran a peligrosos criminales ¿Qué seguridad tenemos los ciudadanos? ¿Qué castigo real tienen aquellos que han cometido ultrajes o asesinatos contra la comunidad LGBT o personas viviendo con VIH-SIDA?
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